El Sábado pasado
celebramos una fiesta flamenca en Er Banco Güeno, para recaudar
fondos y comida puesto que teníamos tanto la despensa como los
bolsillos totalmente vacíos.
La Corrala Malasaña nos
ofreció un cante flamenco, acompañado por la guitarra flamenca de
nuestros vecinos que nos ofrecieron soleares y fandangos. Sentí
profundamente el bello lamento que sale del alma, a pesar de mi
ignorancia flamenca.
Además de recaudar
fondos, al día siguiente teníamos las despensas llenas gracias a
las aportaciones de nuestros amigos. Queremos agradecer a los amigos
de Podemos, del Frente Cívico, Zambra, y tantos otros amigos que
compartieron con nosotros una entrañable fiesta, en la que además
de pasarlo bien, aseguramos el sustento a cientos de personas que se
alimentan diariamente en Er Banco Güeno.
Er Banco Güeno lleva más
de año y medio luchando contra la necesidad y los prejuicios de
nuestros responsables institucionales. Hemos invitado en infinidad de
ocasiones a concejales, obispos, diputados nacionales… Todos ellos
presumen de solidaridad y cariño por los desafortunados, pero es
mentira. Nos han dado la espalda y no es por racismo, es porque en el
fondo, les da asco la pobreza. Les damos asco nosotros.
Ojalá la existencia de
Er Banco no fuera necesaria, como también deseamos que cientos de
familias no tuvieran que meterse en casas que no son suyas. El
problema es que hay miles de malagueñas sin casa y sin comida,
mientras el Alcalde se obsesiona en construir museos, casas donde no
vive nadie con objetos que no se pueden comer. La Junta posturea en
su lucha contra la pobreza y para el gobierno central, las personas
con necesidad son “simples estadísticas sin mayor valor”
Er Banco funciona
horizontalmente, gestionado por las vecinas, sin que ninguna voz se
escuche más alta que otra. Cada día que abrimos, es un milagro que
se produce gracias a las donaciones de Merca Málaga, La Casa de la
Buena Vida, panificadoras y restaurantes. Un milagro que da de comer
y evita que personas como tu tengan que rebuscar en los contenedores
las basuras que nos sobran.
Sabemos que nos
consideran unos raros” pero si sustituir competencia por
colaboración, jerarquía por participación, egoísmo por
solidaridad y desprecio por cariño es “ser raro”, lo único que
esperamos es que tengamos fuerza para seguir siéndolo el resto de
nuestra vida y que algún día dejen de así considerarnos.
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