Narcotizado por la vida acomodada que me brindó mi familia, jamás pensé que vería pasar tanta hambre, y que incluso yo la sufría. Pero esa es la realidad que desde hace años denunciamos en España, mientras nuestros semejantes y autoridades ignoran el hambre, pensando que así desaparece. Pero aumenta.
En España hay gente que pasa hambre, frío y un sin fin de penurias que prefiero no contar. Para las autoridades los precarios no existen, se les oculta. Así no sufren las conciencias bien gorditas de ego y riqueza innecesaria.
Ayer murieron 3 personas de una familia, y trascendió a los medios, porque al parecer habían comido productos caducados, tal y como aconsejaba el orondo Ministro Cañete. Mueren cientos todos los días, pero sus gritos son inaudibles gracias a los tapones que la sociedad de consumo se encarga de poner en nuestros oídos.
Los políticos ayudan por simple conveniencia. Por hacerse la foto, por aparecer en los periódicos y ganar un puñado de votos que apuntalen el poder que ejercen despóticamente.
En Málaga no hay ningún comedor social público. Los dos únicos pertenecen a la esfera religiosa ( Los Ángeles de la Noche) y a la vecinal de Er Banco Güeno. El alimento que reciben de las Instituciones se ha reducido hasta en un 50%. Lo que leen. Hay 50.000 millones de euros para los bancos. Hay dinero para el Campamento Benítez y el Pompidou, pero no hay dinero para el hambriento.
Incluso varios responsables políticos han intentado cerrar Er Banco Güeno. ¿Por qué? Habría que preguntárselo a ellos, porque yo no puedo entender la sinrazón humano.
Como no me puedo entender cuando hablo con ellos ( y mira que lo intento) me entran unas ganas increíbles de arrearles un sopapo. Que no les duela, pero que les joda. Y cuando me pongan delante del Juez, le preguntaré: ¿Cuánto tiempo en la cárcel me costaría repetir, Señoría?
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