El conocido programa España Directo emitió ayer desde la Terraza de Antonio Martín la realización de una estupenda ( y ya un
poco manoseada) receta de Dani García: El Gazpacho de cerezas. El pequeño
problema es que la terraza en cuestión es ilegal y tiene orden firme de
derribo.
La historia de la terraza es por
todos conocida: El esposo de la número 2 del Partido Popular en Málaga adquiere
la concesión administrativa cuando está a punto de caducar ( faltaban unos meses) logra que se la prorroguen, y se lanza a realizar
obras ilegales para después alquilar la terraza y hacer un negocio millonario a
costa de una concesión que se encuentra en dominio público. No se trata, desde luego, de un negocio honrado para ganarse la vida para el consorte de la Presidenta de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol, máxime cuando se encuentra abierto con una licencia de apertura otorgada por su cuñado, sobre una obra declarada ilegal y pese a lo cual, sigue haciendo negocio con una impunidad tan absoluta que lo difunden en uno de los programas estrella de TVE.
No son pocos los reconocidos
populares que han pasado por la terraza: la nueva directora de la UNED Conchita
Travesedo, acompañada de su mentora y esposa de Elias Bendodo, Isabel Naranjo o
la concejal Mariví Romero quien difunde entusiastamente a través de su cuenta
de Tuiter los alardes de la Beautiful People malagueña “presumiendo” de lo bien
que se está en una terraza ilegal. La terraza en particular es tan preciosa como
ilegal. Y precisamente por ello, los responsables políticos deberían mostrar un
poco más de respeto.
Estoy seguro que no entienden mi
crítica, pero es que resulta que ayer, mientras emitían el programa que vendía armonía
con el entorno cuando es exactamente lo contrario, el alcalde de Málaga, don
Francisco de la Torre, nos decía a 13 familias en gravísima exclusión social
que no podía quedarse en sus hogares (aun pagando un alquiler) porque el
edificio no contaba con licencia ( le falta una pequeña obra de saneamiento)
Mientras millones de españoles
sufren para encontrar una casa, o comida para sus hijos, algunos sinvergüenzas
hacen negocio con lo público ( el presupuesto, la playa) y encima esperan que
les riamos las gracias. Pues no, Bwana, va a
ser que no.
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