Desde el año 2002 Reporteros sin fronteras realiza el difícil ejercicio de cuantificar la libertad de prensa en el mundo. Los resultados de su estudio los publica en un informe anual cuyo resultado acabamos de conocer para el ejercicio 2010
La libertad de prensa es indispensable para el ejercicio de otras libertades y derechos humanos. No es casualidad que países con un escaso respeto por los derechos humanos como Eritrea, China o Irán sean los habituales moradores de las últimas posiciones, mientras que países del norte de Europa, como Finlandia Islandia o Noruega lideran la clasificación tanto en lo que a libertad de prensa se refiero como a respeto por los derechos humanos. La correlación entre la libertad de prensa y el bienestar de los ciudadanos es señal inequívoca de la decisiva labor de los medios en la observancia del poder, así como en la denuncia de sus crónicos abusos.
En España la situación es manifiestamente mejorable. Comenzamos con una puntuación de 7,75 ( donde el 0 marca la libertad absoluta de prensa), lo que nos llevaba a una discreta vigésimo novena posición. En ocho años hemos perdido 4,5 puntos y 10 posiciones pasando a una lamentable trigésimo novena posición, muy por debajo de lo que sería deseable.
¿Cuales son las dificultades para el ejercicio de la libertad de prensa en España ? En primer lugar la dependencia económica de instituciones públicas y grandes grupos de poder. Esta dependencia conlleva una precariedad económica (pobreza) que tienen combatir diariamente los periodistas. Los políticos prefieren unos informadores en precario, antes que tener que enfrentarse a medios auténticamente libres e independientes.
En segundo lugar, concentración de los medios de comunicación en grandes grupos multimedia condiciona la libertad editorial de muchas cabeceras. Un periodista no recibe nunca instrucciones de como tratar una determinada información, ni falta que hace.
La falta de garantías laborales y jurídicas de los profesionales termina por dibujar un panorama aparentemente libre, que esconde una realidad precaria, dependiente y sumisa al poder económico y político de turno.
Esta falta de independencia la podemos apreciar especialmente a nivel local, donde todos los medios tienen que acudir al pesebre de la publicidad institucional o a la oscuridad de intereses empresariales, que siempre se contraponen a los legítimos derechos de los ciudadanos, a los que se le transmite una percepción interesada y falsa de la realidad.
La historia de la humanidad es la historia de la conquista de libertades y derechos. Quizás la situación en España no haya evolucionada de forma satisfactoria en los últimos 8 años, pero es innegable que, poco a poco, estamos logrando un mundo mejor informador, en el convencimiento de que la verdad no nos hace más felices, pero nos hace más libres. Y en ocasiones, más liebres, por la velocidad que tenemos que imprimir a nuestras piernas tras recordar a las instituciones que la dura realidad de la calle no es como ellos pretenden, sino como es.
En Marbella convive la prensa nacional, provincial y local. Los medios nacionales y provinciales se centran, desgraciadamente, en los casos de corrupción y delincuencia organizada. Es fácilmente perceptible cierto grado de desprecio hacia esta maravillosa ciudad, quizás influidos por el éxito internacional de Marbella, allí donde tantas otras ciudades han fracasado.
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