El primer congreso de “El Ser creativo”, se ha desarrollado bajo el título “ Mentes Brillantes” ha tenido una altura intelectual que nunca antes había presenciado. Su última jornada nos deparaba la confrontación de cuatro intelectuales con percepciones totalmente distintas mundo. La franqueza del enfrentamiento ha permitido descubrir el estado actual del ser humano, así como sus amenazas y oportunidades.
El primero en exponer su visión del mundo fue Daniel Pipes, codirector del Institute of Peace de EEUU que predijo los atentados contra la Torres Gemelas. Su tesis: El Islam es el enemigo de la sociedad Occidental, así Europa puede ser la primera región occidental en caer bajo el dominio islámico. Asimismo advierte que ninguna transición a un régimen islámico ha sido pacífica, advirtiendo a los europeos que en 40 años pueden estar bajo la Sharia.
A continuación Irene Khan, nos conmovió con sus relatos y convicciones. La que fuera secretaria general de Amnistía Internacional defendió la existencia de valores universales cuyo reconocimiento conlleva el respeto por los derechos humanos. Sus relatos fueron conmovedores, desde las niñas esclavizadas con excusas religiosas o por necesidades de supervivencia hasta el medio millón de mujeres que muere durante el parto en los países en desarrollo. El siglo XXI será sin duda el de la liberación de las mujeres, sea cual sea el yugo que las somete.
A continuación la nueva ideóloga del Partido Comunista Chino, Wang Xiaoping, expuso su visión del ser humano con una metáfora en la que comparaba al ser humano con ratones y felinos. Me desconcertó el intento de poner una cortina de humo sobre las cuestiones de actualidad, hasta que hablé después de la conferencia con uno de sus secretarios.
En cuarto lugar, Bernard-Henri Lévy, mediatico filósofo, nacido en Argelia, de origen judío y nacionalidad francesa. No es de extrañar su apuesta por la multiculturalidad.
Nos descubrió a todos que la libertad absoluta no existe, puesto que el ser humano es “esclavo” de sus condicionantes bien sean económicos sentimentales, hedonistas, e incluso del idioma en que expresa sus pensamientos. Asimismo destacó que estas circunstancias pueden impedir al ser humano ser libre, en contra de su propia voluntad.
Con el debate comenzó la confrontación de ideas, la primera pregunta excepcionalmente escogida por el moderador Manuel Campo Vidal, preguntó a la ideóloga china sobre el premio Nobel de la Paz 2010, Liu Xiaobo, encarcelado por motivos políticos. La joven pensadora respondió que el anterior premio Nobel era Barack Obama, y que se trataba de una estrategia política contra el gobierno chino. La reacción de Bernard-Henri Lévy fue contundente:
“El premio Nobel encarcelado es más libre que usted porque está usted aquí está repitiendo la propaganda china. ¡Siéntase libre, aquí hay libertad de pensamiento y de expresión!”
Wang Xiaoping sólo pudo decir que la libertad perdía su esencia cuando era instrumentalizada para otros objetivos. Su falta de argumentos se hizo totalmente evidente, hasta el punto que Manuel Campo Vidal salió educadamente a su rescate.
La segunda confrontación fue protagonizada por otros dos ponentes Daniel Pipes e Irene Khan, quien aseguró que el escenario de una dominación del Islam sobre Europa es una estupidez. Defendió la necesidad de no generalizar y de rescatar al islamismo moderado con el fin de superar el conflicto entre civilizaciones y llegar al entendimiento dentro de los valores universales.
Encontró en el mestizo filósofo francés un excelente aliado, quien pidió ayudar a la mayoría de islámicos moderados. En este momento, Daniel Pipes, con una sencillez y claridad absoluta dio un argumento definitivo. La realidad es que los islámicos moderados son la inmensa minoría. Son los radicales quienes detentan el poder y someten al resto de la población, sumisa al poder sin límites de los falsarios representantes de dios.
Bernard-Henri Lévy dio elegantemente la razón a Pipes, apuntándole que su tratamiento del conflicto era estratégico: “ Debemos hacer todo lo posible por ayudar a los moderados, diciendo que son la mayoría sometida, porque les acabaremos encontrando”
A la salida del congreso tuve la oportunidad de departir con los ponente, no obstante, fue el secretario de Wang Xiaoping el que me dio la clave del congreso. Su felicidad era absoluta a pesar del vapuleo al que había sometido a la joven ideóloga china, la razón: Mientras Occidente e Islam luchan a muerte, Oriente trabaja y ahorra. Ya son los amos del mundo, y cuando nos queramos dar cuenta, nuestra estéril, lucha contra el Islam habrá permitido a la futura primera potencia mundial dominar el mundo a su antojo. Tanto la cultura occidental como la islámica estarán a expensas del imperio chino, que decidirá sobre el futuro del mundo.
Por último, debo agradecer a Joaquín Zulategui el regalo que ha hecho al mundo, al dar la posibilidad de confrontar cuatro visiones tan claras y billantes del planeta, descubriendo el futuro que nos depara, y la imperiosa necesidad de apuntarme a una academia de chino.
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