domingo, 4 de noviembre de 2012

Desmontando mentiras liberales ( y I )

En España no podemos estar muy orgullosos de nuestra ciencia. Tan sólo debemos echar un vistazo a los premios Nobel que nos han otorgado. Tampoco en Humanidades estamos para echar las campanas al vuelo. Si los científicos brillan en España por su ausencia (en muchos casos, por su exilio), muchos humanistas brillan por venderse al mejor postor.

Son muchas las mentiras económicas que he leído en los últimos meses, y ya va siendo hora de desmontarlas. La primera de ellas "España tiene un problema de inversión, no de consumo" ( Idea defendida por Juan Ramón Rallo)

La afirmación es mayormente falsa. En primer lugar, comparar ambas magnitudes es una barbaridad, puesto que en España existen 50 millones de consumidores que consumen una media de 11.137 euros anuales . Esto significa que con 928 €uros al mes una persona tiene que pagar hipoteca, comida, educación, transporte, ropa etc. Una caída del 10% sostenida significa primero no comprar ropa, después no poder transportarse ( estoy hablando de comprar el billete de autobús), más tarde se deja de pagar el alquiler o la hipoteca, lo cual es la antesala de lo que ya está pasando en España. El hambre. Y pasar hambre es muy duro. Tan sólo hay algo más duro: Ver pasar hambre a quien quieres

Sin embargo los inversores ni son tantos, ni están tan necesitados. En primer lugar, la inversión es una magnitud muy volátil, puesto que se invierte con tanta facilidad como se desinvierte. Una inversión no significa automáticamente empleo. Un incremento notable de la misma( a nivel nacional en términos del 30%) puede deberse a una Oferta Pública de Adquisición en Bolsa ( como la de Endesa en 2006) sin que significara una inversión real en bienes de equipo, sino el cambio de títulos (papelitos) entre inversores.

La inversión puede recuperarse fácilmente, sin embargo, dejar de comer resulta un poco más “doloroso” y tiene consecuencias más “traumáticas”. Evidentemente la inversión es importantísima para un país, puesto que representa su renta futura, pero no debe preocuparnos si baja un año el 60%, porque como ya decía Keines, puesto que el capital vuelve con fuerzas renovadas, cuando encuentren seguridad y rentabilidad en sus inversiones.

Si analizamos la composición del Consumo interno de España veremos que la mayor bajada se dió en transporte (-11.2%), seguida de bebidas alcohólicas y tabaco (-9%) , vestido (-4,9%) y mobiliario (-4.3%). Por el contrario aumentó el gasto en vivienda un 4.3%. Los bancos, no perdonan.

Ya dedicado al Sr. Rallo y otros economistas de postín, podemos debatir si la crisis actual se debe a un “shock asimétrico” de la demanda, o una insuficiencia en la oferta. Recordemos como comenzó la crisis: Un aumento sostenido en el precio de un bien básico como la vivienda llevó a las familias españolas a endeudarse. El auge de la construcción conllevó un aumento del empleo que posibilitó a las familias este endeudamiento. Cuando el sector se agotó (porque nada puede crecer eternamente) disminuyó el empleo, y con el los ingresos de los hogares, que no pudieron hacer frente a los pagos, dejando de consumir y comenzando un círculo vicioso de menor consumo, menor inversión, menor empleo, y vuelta al menor consumo.

Los bien pagados economistas liberales ( que no supieron predecir la crisis, sino que la provocaron a diferencia de economistas como Attac) responderán que las empresas españolas también están sobre endeudadas. Y tienen razón. Pero esto se debe a otros motivos. Las empresas españolas se convirtieron en multinaciones, lanzándose a invertir en el exterior. De esta forma encontramos a Florentino Pérez comprando la mayor constructora alemana, a Ferrovial gestionando los aereopuertos ingleses, o especuladores españoles adquiriendo las mayores inmobiliarias francesas. Se endeudaron en exceso, es verdad. Y la culpa fue suya, porque nadie les obligó a hacerlo. Las familias españolas se endeudaron por necesidad. Las empresas, por codicia.

Por tanto, cuando José Ramón Rallo defiende en su artículo “Somos una economía tóxica para la inversión” ) que la caída de consumo en España no es el problema, sino la falta de inversión, simplemente, está defendiendo a sus patrocinadores, poniendo como ciencia, lo que en realidad es ideología. Y es que el Instituto de preside ( Juan de Mariana) defiende que “los ricos” son los que generan el bienestar de un país ( véase “ "Los ricos” )

Con ellos sólo puedo estar de acuerdo en un aspecto: La importancia que ha tenido la clase dirigente en España. Pero para hundirla, puesto que son ellos los principales responsables de la crisis, y no “los pobres” a quienes ahora se intenta criminalizar, en su intento de que sean ellos los que la paguen. Deberían darse cuenta de algo, que están perdiendo, para siempre, el poder que tan mal utilizaron.

Si preguntan a quien debemos rescatar, a Botín, o al pobre Florentino Pérez, cuya empresa se encuentra endeudada un 320% ( 14.148 millones) o a mi vecino, el Sr. Garcia, con dos hijos, malviviendo en 50 metros cuadrados, con problemas de salud, pasando HAMBRE y una deuda de 90,000 €uros por un piso que le vendieron por el doble de su valor, pues me van Uds. a disculpar, pero quien se ponga del lado del poderoso, ni tiene corazón, ni cabeza.

La semana que viene estudiaremos la afirmación " Si caen los bancos, caemos todos", porque (al menos que yo sepa) en España no hay 50 millones de banqueros.

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