En España no podemos estar muy
orgullosos de nuestra ciencia. Tan sólo debemos echar un vistazo a
los premios Nobel que nos han otorgado. Tampoco en
Humanidades estamos para echar las campanas al vuelo. Si los científicos brillan en España por su ausencia (en muchos casos,
por su exilio), muchos humanistas brillan por venderse al mejor postor.
Son muchas las mentiras económicas que he leído en los últimos meses, y ya va siendo hora de desmontarlas. La primera de ellas "España tiene un problema de inversión, no de consumo" ( Idea defendida por Juan Ramón Rallo)
Son muchas las mentiras económicas que he leído en los últimos meses, y ya va siendo hora de desmontarlas. La primera de ellas "España tiene un problema de inversión, no de consumo" ( Idea defendida por Juan Ramón Rallo)
La afirmación es
mayormente falsa. En primer lugar, comparar ambas magnitudes es una
barbaridad, puesto que en España existen 50 millones de consumidores
que consumen una media de 11.137 euros anuales
. Esto significa que
con 928 €uros al mes una persona tiene que pagar hipoteca, comida,
educación, transporte, ropa etc. Una caída del 10% sostenida
significa primero no comprar ropa, después no poder transportarse ( estoy hablando de comprar el billete de autobús), más tarde
se deja de pagar el alquiler o la hipoteca, lo cual es la antesala de
lo que ya está pasando en España. El hambre. Y pasar hambre es muy duro. Tan sólo hay algo más duro: Ver pasar hambre a quien quieres
Sin embargo los
inversores ni son tantos, ni están tan necesitados. En primer lugar,
la inversión es una magnitud muy volátil, puesto que se invierte
con tanta facilidad como se desinvierte. Una inversión no significa
automáticamente empleo. Un incremento notable de la misma( a nivel nacional en términos del 30%) puede
deberse a una Oferta Pública de Adquisición en Bolsa ( como la de
Endesa en 2006) sin que significara una inversión real en bienes de
equipo, sino el cambio de títulos (papelitos) entre inversores.
La inversión puede
recuperarse fácilmente, sin embargo, dejar de comer resulta un poco
más “doloroso” y tiene consecuencias más “traumáticas”.
Evidentemente la inversión es importantísima para un país, puesto
que representa su renta futura, pero no debe preocuparnos si baja un
año el 60%, porque como ya decía Keines, puesto que el capital
vuelve con fuerzas renovadas, cuando encuentren seguridad y
rentabilidad en sus inversiones.
Si analizamos la
composición del Consumo interno de España veremos que la mayor
bajada se dió en transporte (-11.2%), seguida de bebidas alcohólicas
y tabaco (-9%) , vestido (-4,9%) y mobiliario (-4.3%). Por el
contrario aumentó el gasto en vivienda un 4.3%. Los bancos, no
perdonan.
Ya dedicado al Sr. Rallo
y otros economistas de postín, podemos debatir si la crisis actual
se debe a un “shock asimétrico” de la demanda, o una
insuficiencia en la oferta. Recordemos como comenzó la crisis: Un
aumento sostenido en el precio de un bien básico como la vivienda
llevó a las familias españolas a endeudarse. El auge de la
construcción conllevó un aumento del empleo que posibilitó a las
familias este endeudamiento. Cuando el sector se agotó (porque nada
puede crecer eternamente) disminuyó el empleo, y con el los ingresos
de los hogares, que no pudieron hacer frente a los pagos, dejando de
consumir y comenzando un círculo vicioso de menor consumo, menor
inversión, menor empleo, y vuelta al menor consumo.
Los bien pagados
economistas liberales ( que no supieron predecir la crisis, sino que la provocaron a
diferencia de economistas como Attac) responderán que las empresas
españolas también están sobre endeudadas. Y tienen razón. Pero
esto se debe a otros motivos. Las empresas españolas se convirtieron
en multinaciones, lanzándose a invertir en el exterior. De esta
forma encontramos a Florentino Pérez comprando la mayor
constructora alemana, a Ferrovial gestionando los aereopuertos ingleses, o especuladores españoles adquiriendo las mayores
inmobiliarias francesas. Se endeudaron en exceso, es verdad. Y la
culpa fue suya, porque nadie les obligó a hacerlo. Las familias
españolas se endeudaron por necesidad. Las empresas, por codicia.
Por tanto, cuando José
Ramón Rallo defiende en su artículo “Somos una economía tóxica para la inversión” ) que la caída de consumo en España no es el problema, sino la
falta de inversión, simplemente, está defendiendo a sus
patrocinadores, poniendo como ciencia, lo que en realidad es
ideología. Y es que el Instituto de preside ( Juan de Mariana)
defiende que “los ricos” son los que generan el bienestar de un
país ( véase “ "Los ricos” )
Con ellos sólo puedo
estar de acuerdo en un aspecto: La importancia que ha tenido la clase
dirigente en España. Pero para hundirla, puesto que son ellos los
principales responsables de la crisis, y no “los pobres” a
quienes ahora se intenta criminalizar, en su intento de que sean
ellos los que la paguen. Deberían darse cuenta
de algo, que están perdiendo, para siempre, el poder que tan mal
utilizaron.
Si
preguntan a quien debemos rescatar, a Botín, o al pobre Florentino Pérez, cuya empresa
se encuentra endeudada un 320% (
14.148 millones)
o a mi vecino, el Sr. Garcia, con dos hijos, malviviendo en
50 metros cuadrados, con problemas de salud, pasando HAMBRE y una
deuda de 90,000 €uros por un piso que le vendieron por el doble de
su valor, pues me van Uds. a disculpar, pero quien se ponga del lado del
poderoso, ni tiene corazón, ni cabeza.
La semana que viene estudiaremos la afirmación " Si caen los bancos, caemos todos", porque (al menos que yo sepa) en España no hay 50 millones de banqueros.
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